El Parlamento Balear ha aprobado el pasado 29 de enero, con un gran consenso y tras un amplio proceso de participación, la Ley de residuos y suelos contaminados. Por primera vez, la Comunidad se dota de una norma pionera y que dará a todos los actores implicados dos años para adaptarse.
La nueva norma regula toda la problemática de la gestión de residuos señalando desde el principio que «el mejor residuo es el que no se produce».
En este sentido, la reducción de los plásticos es uno de los objetivos principales. Así, a partir de 2021, no se podrán comercializar bolsas de plástico de un solo uso y sólo se permitirán compostables en establecimientos de venta a granel; las anillas de latas y botellas de bebidas sólo podrán ser biodegradables; las bandejas para alimentos, los vasos, los cubiertos, las pajitas para bebidas, los bastoncillos de las orejas, los palillos para caramelos y los platos de plástico de un solo uso sólo podrán comercializarse si son compostables.
Además, los cosméticos y dentífricos no podrán contener microplásticos o nanoplásticos; deberán comercializarse las versiones reutilizables de encendedores, cartuchos y tóners de impresora y fotocopiadora; las cápsulas desechables de café, infusiones, caldos y otros utilizadas en cafeteras deberán fabricar con materiales compostables o bien deberán ser fácilmente reciclables.
Aunque la reducción de los plásticos es uno de los principales objetivos, la Ley también regula otros tipos de residuos. Así, por ejemplo, las toallitas húmedas deberán incorporar información sobre los efectos de estas al medio ambiente; las ordenanzas municipales deberán incorporar medidas de prevención y minimización del abandono de residuos en las playas, como las colillas de tabaco.
También se toman medidas para reducir el desperdicio alimentario con el objetivo de que en 2030 éste en comporte la mitad que en 2020.
En materia de reciclaje, se marcan objetivos claros. En 2021 los municipios deberán alcanzar el 50% de reciclaje en materiales como papel, metales, vidrio, plástico y biorresiduos de los residuos domésticos. En 2030 esta cifra deberá alcanzar el 65%. En cuanto a los envases, deberán reciclar el 75% antes de 2030.
Hay que subrayar que, en todo caso, se aplicarán métodos que aseguren que se cumple uno de los principios fundamentales de la Ley: «quien más contamina, más paga».
Con todo, no sólo hay que fomentar el reciclaje para reducir la cantidad de residuos y, por tanto, la Ley también prevé objetivos en materia de reutilización. Por ejemplo, en 2025 un 3% de los residuos domésticos gestionados deben prepararse para reutilizarse. En este sentido, cabe destacar que en la tramitación parlamentaria se ha incorporado un objetivo de reutilización de los envases de bebidas para el 2030.
Una vez entre en vigor la normativa, quedará prohibida la importación de residuos en plantas públicas de las Islas Baleares. Además, no se podrá incinerar ni verter ningún tipo de residuos sin que antes no haya habido un pretratamiento.
En definitiva, con la aprobación de esta Ley, las Islas Baleares inician un cambio de modelo de consumo basado en la prevención y el fomento de la economía circular que requerirá la colaboración de las administraciones, las empresas y los ciudadanos. Todo, con el objetivo de asegurar el mantenimiento del medio ambiente y la sostenibilidad en un territorio tan frágil como son las Islas Baleares.