Cobre, oro y aluminio por un tubo

Oro, platino, cobre, paladio… Para obtener estos y otros minerales presentes en muchos aparatos electrónicos no solo hace falta excavar y procesar los materiales, sino también emplear ingentes cantidades de agua o energía. Recuperarlos a partir de los residuos tecnológicos que generamos sale hasta 13 veces más barato que extraerlos de yacimientos naturales.

Los denominados residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) superaron los 46 millones de toneladas a nivel mundial, una cantidad de residuos equivalente a 4.500 veces los materiales que componen la torre Eiffel de París. Solo alrededor de un 20 % de todo ese montón de basura tecnológica se recicla.

Los electrodomésticos, ordenadores, móviles y resto de aparatos que tiramos, almacenamos o llevamos a lugares habilitados para su recogida, pueden contener hasta 60 tipos diferentes de elementos químicos, muchos recuperables. Entre ellos se encuentran desde metales preciosos como el oro, la plata, el cobre, el platino y el paladio a metales pesados como el oro y el aluminio.

El tubo catódico de un televisor de los de toda la vida, por ejemplo, contiene alrededor de 450 gramos de cobre, más de 250 gramos de aluminio y en torno a medio gramo de oro. Para producir un ordenador se consume una tonelada de recursos, y unos 44,4 kilogramos en el caso de un teléfono móvil de apenas 80 gramos de peso. Más de la mitad son materias primas empleadas en su fabricación, como los llamados “minerales de conflicto” —cuya extracción está controlada por grupos armados o se produce en nefastas condiciones de trabajo—, entre los que figuran el tantalio, el wolframio, el estaño, el oro o el cobalto.

La ONU habla en uno de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 12) sobre la necesidad de “garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles” que, en el caso de los RAEE, se traducen en la gestión ecológicamente racional de los productos químicos y los desechos a lo largo de todo su ciclo de vida.

Es aquí donde entra en juego Adalmo como gestor autorizado de todo tipo de metales y RAEE, contribuyendo al concepto de economía circular, basado en el aprovechamiento de los materiales provenientes de productos reciclados y la disminución de la dependencia de la industria de la extracción de recursos vírgenes.

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