El reciclaje de metales de vehículos aprovecha el 95% del material.
Mucho antes de que Ferran Adrià deconstruyera la cocina, los antiguos chatarreros nos hemos convertido en una industria dotada de sofisticada maquinaria para deconstruir los vehículos, los electrodomésticos, los cables, la infraestructura de los edificios y cualquier residuo con componentes metálicos.
En Adalmo deshacemos lo fabricado por otros para rescatar los metales, que limpiamos y enviamos a las acerías y fundiciones. En los vehículos, se recuperaba el 76% de ellos en 2002, llegando al 91,5% en 2013, y la última exigencia es recuperar el 95%.
Los chatarreros del siglo XX somos las empresas de reciclaje del siglo XXI. Recogemos los residuos con grúas y camiones, los almacenamos en instalaciones autorizadas y preparadas para evitar la contaminación e invertimos en maquinaria para llegar al 100% del reciclaje y ofrecer una chatarra de gran calidad.
Para mostrar la importancia de nuestra industria, basta con poner un ejemplo: un automóvil del tamaño medio requiere aproximadamente 800 kg de acero y 130 kg. de metales no férricos. Si el nivel de posesión de vehículos fuera en todo el mundo como en Estados Unidos, pongamos el caso, la propia producción automovilística se habría agotado por acabar con todas las reservas conocidas de hierro. En la actualizad, aproximadamente el 60% de acero nuevo producido en Norteamérica es elaborado con rechazo de hierro.
En cuanto al aluminio, se ha convertido en un auténtico problema al fabricarse a partir de la bauxita, un recurso no renovable, para cuya extracción se están destrozando miles de kilómetros cuadrados de selva amazónica y otros espacios importantes del planeta. La producción de aluminio es uno de los procesos industriales más contaminantes: para obtener una sola tonelada se necesitan 15.000kw/h, con los consiguientes impactos ambientales, se producen 5 toneladas de residuos minerales y se emiten gran cantidad de dióxido de azufre, fluoramina y vapores de alquitrán, que contaminan la atmósfera y provocan lluvia ácida. Si estos residuos son enterrados, contaminan las aguas superficiales y residuales a causa de los aditivos y metales pesados que se incorporan al aluminio; por otro lado, si son incinerados, originan la contaminación de la atmósfera.
Así que ya sabes, si quieres contribuir a no empeorar el entorno medioambiental actual, ¡recicla tu chatarra con Adalmo!